¿Sabes? Este fanfic se lee mejor con una canción bonita de fondo, te lo prometo. Espero que te guste, ya dejé claro que yo escribiría Yuri, así que si no te gusta este tema, cierra esta entrada, ¡corre! Pero te perderás una historia muy muy bonita. Disfruta el primer capítulo ^^
Cuando abrí los ojos pensé que todo era un sueño. Pero no. Sonreí. Allí estaba yo, despertándome
en el hotel Kyo’s House, en el centro de Seúl. ¿Cómo había llegado hasta allí? Gracias a el esfuerzo y trabajo de cinco años de mi vida. Pero todo merecía la pena con tal de estar allí. Mi sueño. Corea. Volví a sonreír y un escalofrío recorrió mi cuerpo. Hacer la maleta y huir de mi casa no había sido fácil. Pero tenía que hacerlo. Me estaba ahogando en ese pueblo, ya no podía más. Así que lo hice casi sin pensarlo, compré el billete y me subí a avión. Y allí estaba. Con reserva para un mes. Gastando todo ese dinero que tanto me había costado conseguir. Pero ya pensaría en algo, ya iría improvisando. Me duché, había pasado una noche magnífica, tranquila y silenciosa. Dios, cuanto echaba de menos el silencio. Cogí la llave de la habitación y salí a andar, a cualquier parte, quería conocer cada parte de esa ciudad. Hacía frío, pero yo me había equipado con mi bufanda morada y mi gorro blanco. Mi tripa empezó a protestar por falta de alimentación así que miré a mi alrededor y me dirigí hacia un puestecito de ramen preparado. Pagué. Sabía a gloria, y entró en mi barriga como una bendición.
Cuando abrí los ojos pensé que todo era un sueño. Pero no. Sonreí. Allí estaba yo, despertándome
en el hotel Kyo’s House, en el centro de Seúl. ¿Cómo había llegado hasta allí? Gracias a el esfuerzo y trabajo de cinco años de mi vida. Pero todo merecía la pena con tal de estar allí. Mi sueño. Corea. Volví a sonreír y un escalofrío recorrió mi cuerpo. Hacer la maleta y huir de mi casa no había sido fácil. Pero tenía que hacerlo. Me estaba ahogando en ese pueblo, ya no podía más. Así que lo hice casi sin pensarlo, compré el billete y me subí a avión. Y allí estaba. Con reserva para un mes. Gastando todo ese dinero que tanto me había costado conseguir. Pero ya pensaría en algo, ya iría improvisando. Me duché, había pasado una noche magnífica, tranquila y silenciosa. Dios, cuanto echaba de menos el silencio. Cogí la llave de la habitación y salí a andar, a cualquier parte, quería conocer cada parte de esa ciudad. Hacía frío, pero yo me había equipado con mi bufanda morada y mi gorro blanco. Mi tripa empezó a protestar por falta de alimentación así que miré a mi alrededor y me dirigí hacia un puestecito de ramen preparado. Pagué. Sabía a gloria, y entró en mi barriga como una bendición.
Ya complaciendo a mi enfurecido estomago y
una sonrisa en mi cara seguí andando con el ramen en la mano. Llegué a una
plaza grande donde había mucha gente reunida, Una guitarra sonaba de fondo..
¿de dónde vendría la música? Qué bueno estaba aquel ramen…
Uno, dos tres.
A veces dicen que el amor llega cuando menos
lo esperas. Y yo, que estaba cansada de esperarlo, me había rendido en la
carrera de enamorarme, eso ya no era para mí, porque el amor dolía demasiado.
Yo solo buscaba ser feliz.
Pero a veces pasa que llega alguien que
sacude nuestro mundo y nos hace volver a creer. Esa persona que sin darte
cuenta dejas entrar en tu vida de una forma especial, solo a esa persona, a la
que llevabas esperando toda tu vida.
Uno, dos, tres.
De la nada sopló un aire fuerte que me hizo
retroceder unos pasos. Algo había entrado en mi ojo derecho, como escocía.. No veía
nada, pero alguien me empujó para pasar así que solo seguí andando. Me
empezaron a llorar los ojos. “Jodeeeer, voy a terminar por caerme” llegué a
pensar.
Otra ráfaga de aire me hizo retroceder. Mis
pies se enredaron en algo, escuché un “¡Auch!” Mi espalda chocó con otra
espalda, el Ramen salió volando. Mierda. Como siempre, la gravedad se puso en
mi contra pese a todos mis intentos de recuperar el equilibrio. Giré sobre mi
talón izquierdo, me iba a comer el suelo. No podía ver nada, Me agarré a la
otra persona que sostenía algo en sus manos. Escuché un ruido que no me gustó
ni un pelo, ¿acababa de cargarme una guitarra? Caí al suelo, encima de alguien,
Seguía sin poder ver nada.. ¡El Ramen! Tarde. Un segundo después estaba en el
suelo cubierta de fideos y trozos de gamba. Genial.
-Oh Dios.. ¿Estás bien? –Me preguntó una voz
femenina en un inglés perfecto.
-Eh.. Yo.. Lo siento muchísimo.. No puedo ver
nada.. el viento..-Dije también en inglés. Por fin algo de la ESO que servía
para algo.
Sentí una mano limpiando mi cara, limpió mis
párpados con sus dedos pulgares. Por fin podía ver mi gran actuación. El suelo
lleno de Ramen, una guitarra rota, y la mujer más preciosa del mundo sostenía
mi rostro. Tardé tres décimas de segundo en reconocer quien era. Abrí mi boca
pero no podía decir nada. Miré a mi alrededor, decenas de personas me observaban.
Normal, acababa de duchar con sopa de gamba a una de las Idols más reconocidas
de Corea. Genial. Me había ganado la medalla de la imbécil del año. Intentaba
pensar pero no podía. Intenté limpiar mejor mi cara. La explosión de
sentimientos en mi barriga impedía que me moviera. Ella limpió también su cara.
-No parece que seas de por aquí.. Hola, soy
Amber –Dijo con unos brillantes ojos color almendra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario