Cuando Aby abrió los ojos un escalofrío recorrió su cuerpo y se le escapó un estornudo, ¿cómo podía hacer tanto frío en Seúl? Se puso su sudadera favorita y se miró al espejo, por lo visto su pelo había decidido revelarse en su contra aquel día. Suspiró y miró por la ventana del baño. Se había levantado de mal humor por lo sucedido la noche anterior:
Kris llegó a la hora de siempre, y como siempre ella había ido a su casa con alguna excusa tonta. Aún no sabía exactamente por qué hacía todo aquello, suponía que era normal, pero la arrogancia de Kris estaba empezando a molestarla.. Ella solo estaba haciendo lo que haría cualquier fan, ¿no?
Así de pensativa salió de su casa y tocó el timbre de Kris. No hubo respuesta. Volvió a tocar el timbre. Nada. Pero ella lo había visto entrar. Pudo escuchar una voz de mujer joven seguida de unos pasos que se dirigían hacia la puerta. Sintió mariposas en el estómago, quería darse la vuelta y correr pero ya era tarde. Kris abrió la puerta con su indiferencia rutinaria y le tendió un bote lleno de azúcar.
-Ten. A eso venías, ¿no?
-Esto..
-Hoy no tengo tiempo para jugar Aby, tengo visita, ya nos veremos- Dijo con una sonrisa triste.
Aby cogió el azúcar y se fue. Cuando llegó a su casa, lavó su cara enrojecida de la vergüenza. Era obvio que Kris tenía visita, ¿quién sería aquella chica? ¿Sería su novia? Era una estúpida por pensar que con ese método conseguiría algo con él.
Y a la mañana siguiente, mientras tomaba su desayuno decidió que iba a cambiar su forma de tratar a Kris. Tenía que dejar de ser tan infantil, así solo conseguiría alejarlo de ella.
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